Pero la cultura de los juegos de azar no siempre ha gozado de fama y buena
reputación. Fue hasta 1955 cuando se concedió el primer permiso para realizar
apuestas en México. En 2004 se determinó que la
Dirección General de Juegos y Sorteos (DGJS), dependiente de
la Secretaría de Gobernación (Segob) se encargara de regular
la actividad de los casinos en México.
Desde ese momento, los casinos empezaron a ser legales y controlados por entidades cuyo objetivo es garantizar la mejor experiencia al usuario, que su información tanto personal como bancaria esté protegida y que puedan divertirse desde donde quieran y a la hora que sea, destapando una forma completamente nueva de entretenimiento que sigue y seguirá creciendo conforme vaya modernizándose la tecnología.